Los datos pueden convertirse en grandes aliados para nuestras empresas, ya que nos permiten tomar decisiones de negocio estratégicas.

La extracción masiva de datos y su posterior análisis, propiciados por la tecnología digital, proveen información útil para mejorar de manera significativa nuestros productos o servicios, potenciándonos como equipo de trabajo.

Sin embargo, incorporar esta práctica no es suficiente para constituirse como compañía centrada en los datos o data-driven. Adoptar esta filosofía implica, sobre todo, incorporar formas de organización específicas que determinan cómo se gestionarán esos datos dentro de la compañía.

Designar un responsable resulta necesario para asegurar la calidad de los datos, los cuales se convierten en el sustento objetivo de todas las ideas. Asimismo, es importante que los números sean públicos, incluso cuando sean negativos, ya que esta información ayudará la toma de decisiones. La información debe ser transparente para todos.

A su vez, los indicadores numéricos juegan un papel esencial en la definición y el seguimiento de los objetivos, porque suprimen su carácter abstracto y nos muestran si los hemos alcanzado.

Siempre debemos recordar que, como compañía data-driven, estaremos “dirigidos por los datos, impulsados por las personas”. Esto significa que la toma de decisiones siempre recaerá sobre el equipo, los datos están al servicio de la empresa. Y no al revés.